Temazo tras temazo.
Por José Ramón González.
En el cambio de siglo, año 2000, la banda japonesa Anthem regresaba a la actividad tras ocho años de parón. Para aquel retorno decidieron agrupar algunas de sus canciones del siglo anterior y cederle el micrófono a Graham Bonnet para cantarlas en inglés. Aquello, echando la vista atrás, no tuvo demasiada repercusión fuera de Japón ―quizás tampoco estaba en sus planes― y el grupo decidió quedarse en su tierra grabando nuevas canciones siguiendo la fórmula hasta el momento: letras en japonés con los estribillos y alguna línea en inglés.
Desde entonces la banda ha publicado nueve álbumes, nueve obras que representan en su conjunto el mejor ejemplo de heavy metal en los nuevos tiempos y, en mi opinión, referente imprescindible para cualquier aficionado que quiera deleitarse con obras excelentemente compuestas, impecablemente ejecutadas, creativas, originales y al mismo tiempo honestas con la tradición del género. Estos nueve discos junto a los siete anteriores componen la discografía de la banda que debería lucir junto a la de los imprescindibles del género, sin lugar a dudas. Mientras unos lo maltrataban banalizándolo otros estaban elevándolo a la categoría de arte.
Quizás Nucleus, esta nueva aventura en la que ponen en práctica una experiencia similar a la ensayada con Bonnet y que les acerca a Europa, sea la oportunidad para muchos aficionados de tropezar con esta mina gloriosa de música deslumbrante y empezar a picar. La banda de Naoto Shibata ha seleccionado trece de sus canciones del siglo XXI ―a excepción de “Venom strike”, que pertenece a su álbum de 1992 Domestic Booty― para lanzarlas cantadas en inglés de nuevo y ser distribuidas por Nuclear Blast. Tremendo fichaje el del sello.
Las canciones son algunas de las elegidas en cada lanzamiento como single junto a una impecable muestra del talento de los japoneses para crear música. Y como Anthem no suelen conformarse nunca con lo más fácil, pues los videoclips de muchos de esos singles pueden encontrarse en la red con facilidad ―”Onslaught”, la imprescindible “Grieve of heart”, “Heat of the night”, “Evil one” o “Shine on” ―, han preferido repartir “Immortal bind”, “Black empire” o “Unbroken sign” entre joyas de todo tipo y estilo como rica representación de su carrera, la cual siempre parece estar en el mejor momento. Así nos ofrecen de Black empire (2008) “Awake” y su épico estribillo excelentemente cantada por Yukio Morikawa ―interpretada en su momento por Eizo Sakamoto―, las melodías maravillosas y las potentes guitarras rítmicas de “Pain” de Absolute world (2014), la gordura inflacarrillos y esos armónicos salvajes de “Linkage” de su último disco de 2017 Engraved, y una muestra de sus soberbios instrumentales en “Omega man” del inolvidable Eternal warrior (2004).
No hay cambios significativos entre las versiones originales y estas nuevas interpretaciones, pero sí el indiscutible deleite de escucharlas tocadas ahora ―algunas de esas canciones tienen quince años― y cantadas por Morikawa. Los aficionados podrán disfrutar de las inagotables virtudes de esta excelente banda, la versatilidad de la voz de Morikawa, la elegancia y el virtuosismo del bajo de Shibata, la contundencia e ilimitados recursos de Isamu Tamaru a la batería y del superlativo arte de la guitarra eléctrica con el que asombra Akio Shimizu. Temazo tras temazo.
ANTHEM:
NAOTO SHIBATA: Bajo
YUKIO MORIKAWA: Cantante
AKIO SHIMIZU: Guitarra
ISAMU TAMARU: Batería