El factor humano.
Por JQMDL.
La realidad es sumamente deprimente cuando miramos lo que no nos gusta. Personas muriéndose de hambre o en la guerra aparecen de manera constante en las noticias y no podemos sentir algo de remordimiento antes de acabar insensibilizados al sufrimiento que no nos incumbe. Cambiamos de canal y atendemos a algo más cercano.
El dúo Loach/Laverty ha realizado su último esfuerzo desde Newcastle (noreste de Inglaterra) para llevar lo que no queremos ver a nuestra sociedad. Un viudo de 59 años que lleva trabajando toda su vida y que, tras sufrir un infarto, se ve obligado a recurrir a ayudas económicas para sobrevivir, a partir de ahí la realidad nos golpea de frente y sin parar. Dan lucha contra la burocracia que le inhabilita a recibir prestaciones. En paralelo, Katie, una madre soltera de Londres, intenta reflotar su vida y la de sus hijos sin apenas dinero.
Las historias del ineficaz sistema burócrata nos resultan familiares a todo europeo. Desde pedir una cita para renovar el DNI, la tramitación de un traslado o la simple lentitud en atendernos. Dan no puede apelar a las ayudas por un error administrativo mientras que a Katie no le conceden un cheque por llegar dos minutos tarde. En nuestros casos, que tenemos que sobrellevar esporádicamente, nos resignamos y cedemos, pero los protagonistas no pueden dejarlo, solo pueden seguir intentándolo. Siguen luchando contra el sistema o contra los elementos para obtener un mísero subsidio, porque no tienen otra opción. Son gente humilde pero sin recursos, pendientes y a total merced del funcionariado.
Se presenta entonces el poderoso drama. La ayuda mutua entre Katie y Dan, el combate entre el incansable carpintero y los ordenadores (bastante cómica) y la denigración de Katie ofrecen pura emoción a la película bajo el riesgo de sollozos para los espectadores. La crudeza del filme es inigualable dentro del propio cine, porque si las películas tienen diferentes maneras de describir historias y sentimientos reales, aquí se arroja la realidad tal y como es. De ahí que Ken Loach y Paul Laverty sean alabados por su realismo social, anticipando esos sentimientos de desasosiego surgidos al proyectar un espejo en la pantalla; la amarga, dura, sobria y preocupante realidad.
Pero siendo realismo social hay que estar dispuesto a mirar a través del espejo y saber que lo que vamos a ver carece de estilismos. Con un final que deja con ganas de más, el vacío que se ha formado en nuestro estómago puede acrecentarse cuando empiecen los créditos finales e insatisfacer al público ya que la realidad mostrada ha emocionado, y no hemos mirado a otro lado.
Intérpretes:
Dave Johns
Hayley Squires
Dylan McKiernan
Briana Shann
Guión:
Paul Laverty
Fotografía:
Robbie Ryan
Música:
George Fenton
Joserra
Con la falta que hacen pelis así. De nuevo la ficción otorga trascendencia a lo que para la realidad ya casi no significa nada.