¡Nadie apagará las luces!
Por Javi Segura Ruiz.
Varias son las ocasiones en las que somos algo retorcidillos rastreando el doble, (o directamente el mal) significado a determinadas palabras, frases o expresiones cuando simplemente deberíamos ceñirnos al valor más simple, honesto y directo que intentan transmitirnos.
Expongo todo ello para declarar que Thunder son quizás la única banda con la que me siento plenamente acomodado ante la edición de un nuevo álbum ¿Cuál es el motivo? ¿Por ser autocomplacientes y/o no salir de su zona de confort (otra expresión a menudo también trillada y mal usada)?
Pues no, simplemente una nueva colección de canciones de los ingleses supone que me sienta cómodo y a gusto, porque siempre me va a garantizar una excelente calidad de rock, un rock genuino que ellos saben ejecutar más allá de sus influencias, esas que cualquier músico siempre atesora en su discografía, pero en el caso de ellos, y como grupo ya clásico que son, me permito el privilegio de omitir, pues ya deberían ser precisamente ellos la influencia tanto para actuales como futuras bandas.
Así es, me siento tan acomodado en ese buen sentido de la palabra como ellos no lo hacen en el negativo o presuntuoso, pues siguen explorando nuevas facetas dentro de su propio y característico sonido; prueba de ello su auto exigencia que les lleva , tal y como hicieran en sus anteriores y fantásticos Wonder Days y Rip It Up, a realizar tres sesiones de grabación en distintos y espaciados meses en búsqueda de nuevas perspectivas a los temas ya creados para que suenen diversos dentro de su propio y compacto estilo.
Insisto, me siento tan cómodo y a gusto como excitado ante el azote que propulsa a mi trasero viendo lo que se me viene encima con los dos singles de adelanto: ¡Ay Diossss la intro de la inicial «Last One Out Turn Off the Lights»!¡Ese rock marchoso conjugado a las mil maravillas con los coros femeninos, (más presentes que nunca en este disco), las secciones de viento, la imponente base rítmica, la irrepetible voz de Sir Danny Bowes y las guitarras de Mr. Luke «arquitecto de riffs» Morley! El segundo single «Going To Sin City» rebosa esa misma poción mágica, aunque esta vez son masculinas las principales voces corales ¡Vaya carta de presentación con estos dos bombazos de puro hard rock!
Tan sutiles e intrigantes en su inicio como aplastantes con sus demoledores riffs, los ritmos pesados y densos de las fantásticas «Destruction» y «Don’t Forget Before You Die”, (¡cuánta razón tienen!), presentan dos de los temas más novedosos del disco, así como introducciones a ambos solos realmente logradas.
Como suele ser habitual, sus temas más relajados son muy diferentes entre sí; «The Smoking Gun» es una extensa pieza con aroma country-vaquero donde las acústicas son acompañadas por banjo, armónica e incluso efectos de talk box, los pianos y teclados secundan la emotiva voz de Bowes en «I’ll Be the One» con un fantástico solo de Luke que va ganando en intensidad, mientras que la increíble «St. George’s Day» se ha ganado con creces convertirse desde ya en uno de mis temas favoritos del grupo: un mid tempo con el que quedas atrapado desde sus guitarras iniciales, esas melodías que rezuman pura elegancia, sus arreglos de cuerdas con tintes arabescos y cierto aire dramático tanto en el solo como en varias fases de esta magistral canción.
¡Menuda gozada «Young Man»! Un sugerente riff machacón acompañado de lujo con esos arreglos de viento y melodías vacilonas totalmente thunderianas.
No pienses que estamos ante otro tema acústico con esencia sureña cuando escuches el inicio de «Force of Nature», pues esa misma y súper pegadiza melodía se electrifica tras los primeros fraseos de Danny «Trump» Bowes y pateará tu culete sin piedad con sus ritmos entrecortados en otro tema repleto de energía positiva a pesar del personajillo al que está dedicado.
Pronto olvidarás el manido título elegido para «You’re Gonna Be My Girl» cuando disfrutes de lo lindo con su rock clásico old school de ritmo festivo y desenfadado aderezado de nuevo por esos teclados y coros femeninos así como sus marcadas líneas de guitarras, todo ello con idéntico patrón que vamos a encontrar en «She’s a Millionaires» para finalizar la obra.
Siendo desde siempre uno de mis vocalistas favoritos, puede parecer subjetivo si digo que Danny Bowes está descomunal, pero resulta que… ¡Danny Bowes está descomunal! Cada vez su voz suena más cálida y maneja a su antojo los diversos registros que utiliza.
Estos maduritos británicos andan tan o más vitales que 30 años atrás cuando comenzaron su trayectoria musical, y esa energía se ve plasmada en un feedback entre el estudio y sus afamados directos así que, pese al título de su primer single, nadie va a atreverse a apagar las luces mientras sigan con este estado de gracia y forma bestiales.
Tras mi amado Behind Closed Doors, ya se ha convertido sin duda alguna en mi segundo disco favorito de estos señores musicazos.
¡Qué siga acechando La Tormenta por muchos años!
THUNDER:
BEN MATTHEWS: Guitarra y teclados
CHRIS CHILDS: Bajo
DANIEL BOWES: Voz
HARRY JAMES: Batería y percusión
LUKE MORLEY: Guitarra, teclados, mandolina, armónica, voice box y coros
