La esencia pura del hard rock de la vieja escuela.
Por Ángel Saint & Sinner.
Estaba claro que, con semejante nombre, quien se iba a encargar de su reseña era un servidor (jejejeje).
Desde que supe de la existencia del combo, de cómo se iban a llamar y de quien eran parte de sus componentes, también tuve claro sin mucho margen de error el estilo que seguirían. Y es que después de haber visto en directo al guitarrista Frank Pané con BonFire, y de escuchar su proyecto paralelo llamado Purpendicular, tenía ventaja para intuir que la saga Purple iba a estar implícita en su propuesta. Whitesnake, Rainbow, Deep Purple y Uriah Heep son caldo de cultivo para este excelente grupo capitaneado por el citado guitarrista y David Reece, quien fuera por breve tiempo cantante de Accept, además de BonFire y Bangalore Choir.
Rock musculoso, enérgico y de melodías que mezclan la naturaleza del metal y el blues con unas guitarras fantásticas y ese sonido clásico de teclados que le dan la nota exótica y añeja a unas composiciones imponentes que te harán viajar a los 70 y 80.
El álbum comienza con ‘Knigth Of The Long Knives’ una brillante composición que al instante recuerda a los Purple de David Coverdale, Las guitarras y el órgano Hammond mantienen una perfecta armonía en toda la canción junto con una línea vocal impresionante. ‘Beauty In The Beast’ lleva la misma línea con una guitarra espectacular.
‘Maybe She’s Got Balls’ posee un riff pegadizo con un colchón blues brutal con reminiscencias de Rainbow. ‘We’re All Sainted Sinners’ y ‘Blue Ligthning Man’ son dos de las joyas del disco, la primera con ecos Lynyrd Skynyrd y la segunda con los primeros Whitesnake por bandera con una slide inicial majestuosa y un trabajo de teclados impresionante en manos de Ferdy Doernberg, quien revela que sus dotes son más altas de lo que muestra en Axel Rudi Pell.
El clásico de Zeppellin ‘Kashmir,’ te vendrá de inmediato a la mente tras escuchar los primeros acordes de ‘This Love That I Have Found’, ya que ésta podría, sin rubor, ser la hermana pequeña de esa gran obra de arte creada por Page y compañía. ‘Did You’ es un medio tiempo cadente y crudo en el que la serpiente blanca vuelve a ser la referencia, aquí David suena cercano a su tocayo Coverdale, sobre todo en el sentimiento y garra que le da a su interpretación.
‘Evangeline’ suena fuerte y cercana al rock melódico de los 80, fresca y cautivadora te atrapará con una buena melodía de guitarras. ‘Shine Diamond Girl’ es rock clásico que bien podría estar compuesto por el mismísimo Glenn Hughes para su último álbum. ‘True Is A Lie’ cierra de manera imponente, hard blues correoso con una nueva demostración de técnica a la guitarra y a los teclados que convierten la canción en otra de las joyas de este impresionante ejercicio de hard rock de la vieja escuela.
Si eres fan de las bandas mencionadas, y te gusta la mezcla de blues rock y metal con un vocalista arrogante y lleno de testosterona, riffs letales y brillantes solos de guitarra arremolinados con un majestuoso órgano Hammond, estás sin duda ante el disco indicado para disfrutar como un poseso, ya que estamos ante un álbum sin puntos débiles.
SAINTED SINNERS:
DAVID REECE: Voz
FRANK PANÉ: Guitarra
FERDY DOERNBERG: Teclados
MALTE FREDERIK BURKERT: Bajo
BERCI HIRLEMAN: Batería