Por Felipe Carlos.
Foto: Joxan Glez. Arruti.
Noelia Lorenzo Pino es una joven escritora irunesa que lleva ya publicadas varias novelas del género negro, en las que las historias se desarrollan en el País Vasco y al cargo de ellas está la Ertzaintza. Además de eso ha publicado cuentos infantiles en euskera con muy buena acogida. Ganadora de varios certámenes de novela negra, poco a poco se ha ido haciendo un hueco en este negocio literario, siempre desde una pequeña editorial como Erein.
Su primera obra fue Chamusquina, una historia donde la corrupción y el asesinato se juntan de la mano para dejarnos una buena presentación de lo que es capaz de hacer su mente a la hora de crear historia y personajes. Posteriormente, comenzó una saga de novelas donde hacía protagonistas a los agentes de la Ertzaintza, Eider Chassereau y Jon Ander Macua, compañeros de trabajo en la comisaría de Oyarzun e Irún, los cuales junto con el resto de personajes van entrando en nuestras vidas a la vez que tratan de resolver los casos de homicidios que se les plantean. A lo largo de la saga los dos agentes van evolucionando y sufren cambios continuos en sus vidas haciendo más interesante e íntima la historia, demostrando así su autora la facilidad que tiene para desenvolverse a la hora de describir las relaciones personales que se mezclan con las profesionales.
Con respecto a su última entrega, La Estrella De Quince Puntas, la escritora ha encontrado una madurez que hace que esta novela sea posiblemente su mejor obra hasta el momento. Excelentemente narrada y sobre todo asesorada. Los dos agentes se ven envueltos en una trama complicada donde el ambiente se convierte en más oscuro lo cual hace que la trama obtenga mucha fuerza. Con un excelente final, la novela no te deja indiferente, deseando que no acabe y al mismo tiempo que lo haga, para descubrir el desenlace de tanta intriga. Una novela altamente recomendable, que debidamente ha de ser precedida de las tres primeras entregas, La Sirena Roja, La Chica Olvidada y Corazones Negros, para no dejar cabos sueltos a la hora de sumergirte en las historias de sus protagonistas.
