Un diamante entre la basura.
Por Carlos Bayón.
Cuando uno es coleccionista de cualquier cosa corre el riesgo de que a fuerza de acaparar, en mi caso cds, se le vayan quedando en las estanterías del olvido muchas joyas que en su momento pasaron desapercibidas y que hayan ido quedando atrás fruto de las nuevas adquisiciones, y con ello corramos el riesgo de dejar pasar la posibilidad de volver a escuchar algunos discos brillantes o que simplemente hayamos olvidado incluso que los teníamos.
Eso mismo es lo que me ha pasado a mí con este primer disco del cantante de Stryper y que gracias a una de esas listas que se crean automáticamente por tus gustos en algunas plataformas musicales de streaming me saltó una canción que me resultaba familiar pero lejana en el tiempo y que no conseguía situar en ningún disco.
Rebuscando entre mi colección di con el que fue este primer disco de Michael Sweet editado en 1994 y que en una reedicción en vinilo del año 2019 fue renombrado con el año de su edición.
Una pena que el disco pasara sin pena ni gloria pero, como ya sabemos todos, a mediados de los 90 el rock melódico no estaba en su mejor momento de popularidad, arrasado por el huracán grunge y punk. También es verdad que los últimos tiempos de la banda de las rayas amarillas y negras habían sido algo turbulentos y que el cambio de imagen y sonido de Against The Law no había sido muy exitoso y la banda decidió tomarse un tiempo para aclarar las ideas y editar sus trabajos en solitario. Todo hay que decirlo, Against The Law me parece un gran disco que puede que no fuera entendido por sus seguidores con un cambio tan radical, dejando incluso de lado la temática de las letras y la iconografía cristiana.
Temática a la que volvería Michael en su primera aventura en solitario y a un sonido más cercano al rock melódico con la ayuda de Gregg Fulkerson, guitarrista de Blue Tears, tristemente fallecido en 2009, banda con la que este disco tiene alguna semejanza sobre todo a The Innocent Ones de 2006.
El disco, no por el sonido, pero sí por el intento de desmarque de sus anteriores etapas y banda, me recuerda al también primer disco de Joey Tempest: los dos intentaron alejarse del sonido de sus bandas y aunque comercialmente no les supuso gran cosa, la calidad de los dos es bastante alta.
Aunque sigue cantando como los ángeles, Michael Sweet no hace tampoco alarde de su impresionante chorro de voz, estando bastante comedido al igual que la música, casi rozando el AOR y el rock melódico, las guitarras, todo en un disco sobrio pero de una gran calidad.
El disco se abre con “Together” en la que se nota la mano del Sr. Fulkerson, rock melódico de alta calidad con unos arreglos de teclados y unos coros pegadizos. Ya directamente desde el primer tema te descoloca, nadie espera una canción así en una época en la que prácticamente sonidos así eran casi apartados y sus seguidores tratados como apestados.
Ritmos funkies en “Take Me Home” rockeando con el espíritu de los 80 en todo lo alto. Las guitarras te llevan al galope y unos teclados dejando arreglos y donde la voz se suelta pero sin llegar a esos gritos tan propios de los tiempos de Stryper.
Un sexy saxofón propio de banda sonora de peli de los 80 abre la balada “Tomorrow, Tonight” bonita y tranquila canción donde casi en susurros la voz de Michael arrastra a un lugar tranquilo y sosegado.
“Someday” empieza con un piano que nos puede recordar a las canciones más tranquilas de Stryper como “Honestly” o “I Believe in You” y que va cogiendo fuerza según avanza. La voz llega un momento en el que casi emociona, algo que se echa un poco en falta en las producciones de ahora. Temas así siempre hacen falta entre tanta sobreproducción y capas de sonido. El solo del propio Michael es sobrio pero espeluznante por la cantidad de cosas que se pueden decir en tan poco tiempo.
Los ritmos rockeros vuelven con “J.E.S.U.S” con una batería y una guitarra casi hímnica que nos llevan directos al estribillo donde aprendemos cómo se deletrea Jesús en inglés. No es un mal tema pero viniendo de donde venimos casi que sabe a poco a pesar de que tiene una fuerza instrumental que nos hará mover la cabeza al son de un ritmillo bastante contagioso.
Con “All I Wanna Do (Is Love You)” volvemos a los medios tiempos llenos de arreglos de teclados y guitarras donde la voz nos arrastra y atrapa hacía un estribillo mágico y que te hace añorar esos tiempos ya lejanos. La clase se le escapa a chorros en cada segundo de la canción.
“Forever Yours”, casi con solo voz y acústica, nos deja una nueva muestra de la capacidad vocal del Sr. Sweet. Tema tranquilo cargado de una atmósfera plena de sentimientos. Cuando entran la batería, los coros y la guitarra nos parece que estamos entrando en la gloria y estemos en una iglesia cantando hasta el éxtasis. Al principio parece una canción más de las muchas acústicas que se hicieron en los 90 pero cuando cambia de ritmo se convierte en un temazo.
Aires al “Born To Be My Baby” de Bon Jovi con los coros iniciales nos llevan a un tema veloz que a lomos de unos coros femeninos y unas guitarras enérgicas pueden recordar a su antigua banda. Parece casi una canción de carretera, de viajes, los coros suena fuertes y machacantes.
Para cerrar el disco “Ain’t My safe Way” que es lo más parecido al sonido Stryper, rock duro, sucio, guitarras potentes y afiladas y donde más se suelta con la voz.
Parece ser que además el tema tuvo bastante polémica cuando la MTV se negó a poner el vídeo por hablar de lo negativo de las relaciones prematrimoniales, algo que puede sonar raro en estos tiempos pero que seguro que en los EEUU de la época era algo bastante importante, sobre todo para los sectores más conservadores.
Y aunque parezca que me he saltado una canción, no es así, he dejado para el final una canción que ya por sí sola vale el precio del disco, una pena que saliera en esos años porque 5 ó 6 años antes hubiera sido un auténtico bombazo. Hablo de “All This And Heaven Too”. No sé la de veces que la he podido escuchar en los últimos días y no me canso. Una canción perfecta de rock melódico que en algunas partes nos puede sonar a ciertos arreglos de teclados a lo Springsteen. Pudiera ser la denominación perfecta de lo que en un momento dado fue el rock melódico, una canción comercial, con gancho. Los teclados que entran y salen de la canción dejando pinceladas, los coros grandilocuentes a lo Meat Loaf. En definitiva, una canción que define un género. Imposible solo escucharla una vez.
La única pega que se le puede poner al disco es el tiempo en el que salió, no tan abierto a escuchar discos así. Quizá hubiera sido un buen contrapunto a tanta pena, depresión y tristeza porque otra cosa que tiene el álbum es que derrocha buen rollo y alegría.
Una etapa que el propio Michael, ahora que se dedica a hacer discos que rozan el heavy metal, parece haber olvidado también.
Hacía tiempo que ningún disco conseguía emocionarme tanto como este y la verdad que no sé cómo se me pudo pasar en su momento y lo dejara abandonado cogiendo polvo en una estantería, donde no sería de extrañar que tuviera algún disco olvidado que consiguiera lo mismo que este.
Pero bueno, nunca es tarde para volver a otros tiempos, no sé si más felices pero sí más propicios a escuchar este tipo de sonidos melódicos y diría casi perfectos.
MICHAEL SWEET: Voz, guitarras y coros
GREGG FULKERSON: Teclados, guitarras y coros
JAMIE WOLLAM: Batería
MICHAEL SPEARS: Bajo