Parque de Eva Duarte, Madrid.
Por José Ramón González.
Ni un solo cartel por el barrio anunciaba el concierto que para celebrar la Fiestas del Pilar se iba a ofrecer en el Parque de Eva Perón. Un jueves a las nueve de la noche, sin que al día siguiente fuese festivo, podría desanimar a muchos asistentes, pero la presencia de Pablo Perea junto a sus compañeros de banda Tinta China debería haber sido más que suficiente estímulo para acudir sin dudar. Nos apetecía mucho escuchar en directo las canciones de Tinta China, aunque dábamos por supuesto que el grueso del repertorio lo conformarían las canciones de La Trampa, pues así lo anunciaba el cartel que habíamos visto en su Facebook ―en realidad, que me habían pasado desde su Facebook, pues no practico esas aficiones―, aunque tampoco era poca la curiosidad que sentíamos por escuchar las canciones de la mítica banda de Pablo Perea tocadas por sus nuevos compañeros: Juanjo Melero, Augusto Hernández y César Uña Valerón a los que se unió a los teclados el imprescindible Pau Álvarez. Tinta China es una banda que anunció su nacimiento hace ya alrededor de un año. Iba a publicar un EP con cinco canciones pero ha pasado el tiempo y no hemos vuelto a saber nada de esa publicación. Nos alegró mucho saber que la banda sigue activa y que, según comentó Pablo durante el concierto, pretendían hacer una presentación en alguna sala, en condiciones.
No era mucha la gente que se acercaba al escenario minutos antes del comienzo del concierto, pero poco a poco la afluencia fue siendo mayor hasta sumar a una cantidad de incondicionales de La Trampa que estaban preparados para pasar otro muy buen rato con esas canciones que, cuanto más tiempo pasa más inmortales se van haciendo. Supongo que resultará más que satisfactorio para Pablo Perea comprobar cómo aquellas composiciones, lejos de pasar de moda, se han transformado en himnos imborrables de una generación y que siguen sonando en directo tan potentes y frescas décadas después. Por otro lado es desalentador el poco interés que generan las nuevas publicaciones, ya sean de bandas nuevas o de músicos consagrados. Como digo, nuestro mayor interés era escuchar las canciones de Tinta China, sin menosprecio de las de La Trampa que, como es habitual, pues no son pocas las veces que lo hemos hecho, se disfrutan independientemente de las veces que se acuda a los conciertos. Pablo no pierde la capacidad de entusiasmar y entusiasmarse con sus canciones, de darles un aire u otro según tenga el día, y de incorporar al repertorio canciones poco trilladas o nuevas gemas de su colección, como las del excelente Las botas gastadas (2012), último trabajo bajo el nombre del grupo. Sentimos un aprecio sincero e incondicional por Pablo, pues nos ha demostrado lo que le apasiona su profesión y agradecemos lo generoso que ha sido siempre con nosotros.
Las canciones de Tinta China aparecieron en mitad del concierto ―muy bien planteado por parte de la banda― cuando el auditorio ya estaba receptivo y con ganas de rock & roll. Sonaron tres de las canciones del mencionado EP. «Recuperar la Atlántida» alcanza la excelencia en directo, es potente, con mucho poso hard rock de los setenta ante el que es imposible no entusiasmarse; la banda se iba arriba en la interpretación de la canción, entrega que se transmitía incluso físicamente y que da la talla del temazo que es; «Desesperación» arrastra con su rock clásico, sus melodías sinuosas, la sugerente letra y los contagiosos ritmo y estribillo; los chulísimos coros no hacen más que subrayar su chispa explosiva. «Tinta China», poseída sin complejos por el espíritu de AC/DC, se beneficia del impulso eléctrico del directo. Lástima que no sonara «Mentiras» y su final desatado. A ver si es cierto que próximamente podemos ver a la banda presentándose formalmente. Sería una pena que no saliera al final nada concreto de ahí después de todo este tiempo, del trabajo hecho y de comprobar lo bien que pueden llegar a sonar estos tipos que no han nacido ayer.
En cuanto al grueso del concierto, las canciones de La Trampa tocadas por Tinta China alcanzan un nivel impecable, a pesar de que a veces me apetecería que sonaran aún más rockeras. La selección para esta ocasión fue intachable, incluyendo canciones tan mágicas como «Saltar sin red» (Pablo pareció empezar un poco tocado con la garganta pero según fue calentando mejoró asombrosamente), «Ojalá pudiera verte», «La calle de los sueños rotos»… De su último álbum entraron «Tras las huellas de mis pies», que me pareció algo más lenta que en el disco, «Ni tú ni yo» a petición de Augusto Hernández según confesó Pablo, y el primer bis «Ángel negro», tocada escalofriantemente por él solo a la guitarra. La ya imprescindible «Nunca fuimos ángeles» de su disco en solitario de 2004 ―el de la portada horrible― y otro montón más que hicieron que las dos horas que estuvieron en el escenario pasaran en un momento. Una excelente combinación de canciones clásicas y canciones nuevas, de nueva banda haciendo canciones antiguas y músicos de hace años haciendo nuevas canciones. Esperamos que Tinta China nos regalen nuevas noches de hard rock.