Sin sacar las raíces del tiesto.
Por José Ramón González.
Cuando Jonny Lang se pone profundo deja con su voz, que modula de la fragilidad al desgarro, una sima en la que uno puede hundirse sin remedio. Cuando se pone intenso a uno le pueden salir disparados, por presión energética, los tapones de cera de los oídos. Cuando Lang se deja llevar por la melancolía, el indefenso receptor se ve envuelto en un torrente de emociones y palpitaciones incontrolables que podrían requerir asistencia médica. Y si todo esto lo hace teniendo como instrumento esencial de su estilo la guitarra, recuperada en plenitud para este nuevo disco tras el más ecléctico Fight for my soul, tenemos al Jonny Lang más puro.
Vendría bien aquí el tópico de “volver a las raíces” ahora que se cumplen veinte años de su presentación con el ya mítico Lie to me, pero es que lo de Lang son precisamente las raíces. Parece cierto que en Signs presenta una decidida vocación de recuperar el sonido original del blues rock, el más primitivo, como inspiración y llevarlo hasta el siglo XXI. Y eso que, como es habitual en él, las influencias son tan variadas que no deja pasar la oportunidad de jugar e incluir cualquier motivo que estimule su inspiración. Si en este álbum hay canciones que enlazan con el anterior, como “Stronger together” o “What you’re made of”, con ese toque soul, también es cierto que están enmarcadas en un contexto que comienza con la muy blues góspel primigenia “Make it move” y termina con “Wisdom”, del mismo corte pero con guitarra eléctrica, casi al final del conjunto. Entre medias un festival de rock blues contemporáneo, festivo, intenso, pegadizo, profundo y emocionante.
Llama la atención la enérgica “Last man standing”, de una potencia envidiable y ritmo endiablado. Una canción de enorme tensión interpretativa es “Bitter end”, con guitarras encendidas y la siempre entregada interpretación vocal de Lang, que hace un trabajo excepcional durante todo el disco. “Into the light” es todo un hit single irresistible que muestra lo que se puede hacer con un blues rock que no se acompleja de ser cercano e inmediato. Y dos canciones que son pura emoción desbordante y contenida al mismo tiempo, de sentimientos íntimos y universales: “Bring me back home” y “Singing songs”, que ponen a prueba la capacidad cardíaca de los más acostumbrados a emociones sísmicas de este calibre. Porque cuando se pone estupendo, a Jonny Lang le salen obras tan impecables como Signs.
JONNY LANG: Voz, Guitarra
El Malo
Aunque me quedo con el anterior «Fight for my soul» porque era menos blues que éste, “Signs” va a estar entre los grandes discos de este año, por lo menos para mí.