Cosas extrañas antes de Stranger things.
Por José Ramón González.
Encerrados bajo tierra, en un refugio nuclear, una pareja y su hija se esconden desde hace trescientos días. Sienten la amenaza sobre ellos, pero no pueden ver nada; saben que los buscan, pero no si los van a encontrar ni cuándo; tienen provisiones para sobrevivir, pero no mucha esperanza. Cualquier ruido, cualquier cambio en su rutina se transforma en miedo. La tenue luz amarilla de las velas distrae a la oscuridad de apropiarse de todo, pero la oscuridad está muy cerca.
Los hermanos Matt y Ross Duffer, The Duffer Brothers, estrenaron Hidden, explicada en el título en español como Terror en Kingsville para que ninguno de los espectadores de nuestro país se confundiera, un año antes del éxito de su serie Stranger things. ¿Podemos decir que es una película de terror? No estoy muy seguro. Es una película incómoda, desasosegante, en la que el miedo tiene su origen en lo desconocido, en la amenaza que supone lo que no se ve, en la opresión del lugar en el que los protagonistas están encerrados pero a salvo. Su alimentación es exclusivamente a base de conservas, vigilan constantemente, especialmente el padre, para asegurarse de que no los encuentran, atento a cualquier sonido del exterior. Nunca se dice qué es lo que hay fuera ˗˗”los bufadores”, dice la niña˗˗, y eso produce más inquietud.
Los hermanos Duffer, también guionistas de la película, aprovechan el subconsciente común y la moda presente como información que dan por hecho que los espectadores manejan, por lo que la mayoría entiende qué es lo que hay fuera si alguien nombra la palabra infección. No se puede negar la inteligencia de los Duffer para manejar esa información y desarrollar la película a partir de ello. Así consiguen hacerse con el espectador en muy pocos minutos. Asimismo desarrollan muy bien los aspectos emocionales ˗˗algo que también destaca en Stranger things˗˗ que facilitan la empatía; especialmente conmovedoras resultan las escenas en las que el padre hace imaginar a la niña momentos de su vida anterior.
Para liberar al espectador de la opresión del lugar y explicar el origen de su situación, se proponen dos recursos: los flash-backs, breves pero muy concretos; y el catalejo, un instrumento rudimentario construido por los protagonistas que permite a los personajes observar muy limitadamente el exterior, generando en el espectador aún más intriga. Además las normas que le hacen repasar a la pequeña crean tensión y alimentan el misterio.
Precisamente en la parte final están algunas virtudes y defectos. No comentaré nada del final concreto de la historia, donde está una de sus virtudes como idea narrativa, pero a partir de la revelación de lo ocurrido hay algún momento de vacilación sobre cómo terminar la película.
El control de la tensión, las reacciones nada idiotas de sus protagonistas, que en muchas ocasiones arruinan películas de este tipo, y la brevedad de la duración, además de la interpretación y complicidad de sus intérpretes, hacen de esta película un entretenimiento más que digno, estimulante, interesante y con algunas ideas para reflexionar, aunque sea un poquito, lo que no es tan poco dentro del género.
Intérpretes:
Alexander Skarsgård
Andrea Riseborough
Heather Doerksen
Guión:
The Duffer brothers
Música:
David Julyan
Fotografía:
Thomas Townend