Mejor solo.
Por Carlos Bayón.
Siguiendo la estela de otros miembros de la escuela nórdica de AOR y Hard Rock Hank Erix, cantante de los melódicos suecos Houston lanza su primer disco en solitario, algo que según sus propias palabras era un sueño.
No he seguido profundamente la carrera de Houston, más allá de alguna canción suelta y de sus discos de versiones Relaunch, pero en este Nothing But Trouble se nota un pequeño endurecimiento, sin volvernos locos, de lo que hacía con estos; las guitarras suenan un poco más duras acercándose más al Hard Rock que al AOR, quizás en ello tenga que ver Michael Palace que colabora aparte de tocando la guitarra, haciendo los coros.
La verdad que todos los que han participado en él han cumplido a la perfección con su trabajo, como tiene que ser en discos de este estilo, todo suena en su sitio con claridad sin sobresalir unos de otros, la guitarra es la que marca el estilo dándole el toque que le hace distinto a otros de estilos similares y sobre todo la magnífica voz de Hank Erix.
Desde la inaugural y rockera “Turn to Darkness” hasta la balada acústica que cierra el disco “For the Restless and the Young” nos vamos encontrando pinceladas que hacen que cada canción nos vaya descubriendo a cada escucha algo nuevo, arreglos que pasan desapercibidos a un oído despistado pero que si faltaran rápidamente lo notaríamos, un teclado aquí unos coros allí hacen que sea un disco de escucha agradable, de tener claro lo que se quiere hacer, y sobre todo cómo.
No hay aquí nada original que no se haya hecho antes, cosa por otra parte difícil de encontrar, pero sí un muy buen disco que no aburre y que para nada se hace largo.
Declaración de intenciones con la hardrockera “Turn to Darkness” atronando las guitarras y marcando totalmente la pauta en todo el tema.
“Last Chance to Love”, “Way to Go” y “Fortune Hunter” son tres medios tiempos de una cadencia similar; la primera suave como la seda con un Hank que parece que nos esté susurrando.
“Fortune Hunter” con ese comienzo de teclados que ya te deja hipnotizado y con un estribillo y arreglos totalmente ochenteros. Han hecho vídeo, pelín cutre para mi gusto, pero se ve que no tenían muchos medios y no le hace para nada justicia a la canción.
“Way to Go” medio tiempo de la vieja escuela, buen trabajo de coros pero me resulta demasiado azucarado, no desentona para nada con el resto pero me deja frío.
Aires a lo Yngwie Malmsteen en “Shadowdance”; dueto con Linnea Vickström de Therion en “Affair of the Heart” para mí la mejor del disco, estribillo pegadizo y con gran trabajo instrumental donde vuelve a sobresalir sin ánimo de ser pesado el trabajo de Michael Palace, absolutamente soberbio en todo el disco.
Trallazo rockero en “Electricity” con otro buenísimo estribillo que quizá alargan demasiado en las repeticiones al final de la canción.
“Freak” con unos teclados ochenteros predominantes en varias partes de la canción hasta que solo queda el bajo y la batería de acompañamiento a la voz, es la canción más desnuda de instrumentación, en alguna que otra crítica he leído que tenía aires a Dokken, yo no se los veo pero cada uno tiene sus propias interpretaciones.
Para ir terminando otro medio tiempo, “Giving Up on Love” que por ir tan al final podría pasar desapercibido pero es otro de los mejores temas del disco con unos teclados en segundo plano que le dan la gracia a la canción.
Para terminar con la acústica “For the Restless and the Young” que parece más un bonus track ya que no tiene nada que ver con el resto. En estos temas tan desnudos toda la fuerza y el dramatismo lo imprime la voz. No me dice mucho el tema y le veo totalmente fuera de lugar, más allá de ver la fuerza vocal y poco más.
En definitiva buen álbum debut que estaremos atentos a ver si tiene continuación y que a mí me ha gustado bastante más que los discos de Houston.
HANK ERIX: Voz
MICHAEL PALACE: Guitarra solista y coros
SOUFIAN MA’AOUI: Bajo
DANIEL JOHANSSON: Guitarra rítmica
MATS ERICSSON: Batería
MICKE JANSSON: Teclados