Críticas Casco Antiguo

EUROPE «Start From The Dark» (Sanctuary, 2004)

EUROPE «Start From The Dark» (Sanctuary, 2004)

Al final del camino: el principio.

Por José Ramón González.

 

Es muy divertido recordar algunos de los comentarios que se escupieron en muchos lugares por parte de ciertos aficionados cuando se pudo escuchar el primer adelanto del ansiosamente esperado regreso discográfico de Europe ―el año anterior, en 2003, ya se habían reunido para dar algún concierto―, la banda que había firmado una de las canciones más universalmente reconocibles de la década de los ochenta del pasado siglo y, sin duda, la más popular dentro del ámbito del rock. Entre las perlas que se pudieron leer y escuchar fue posible dar con hallazgos tan creativos como que se habían vendido, que insultaban a sus seguidores, que a qué venía pasarse al grunge (¿?), que ensuciaban su nombre, que qué falta de respeto y de personalidad… Algunos incluso se atrevieron a profetizar que ese disco estaría olvidado en menos de un año. Ahora es un clásico moderno. También hubo quien los defendió, desde luego, aplaudiendo su capacidad para equilibrar sus nuevas inquietudes con su espíritu, rasgos y personalidad. Aquello derivó en un sangriento enfrentamiento entre unos y otros lo cual, además de resultar asombroso, reflejaba el indiscutible interés que la banda generaba tras trece años apartada de los focos. Al mismo tiempo dejaba claro que para los aficionados al rock la música no es un simple pasatiempo sino que es algo trascendental en la forma de ver el mundo, y eso es algo digno de admiración.

Los argumentos que se esgrimieron en su contra tenían, en mi opinión, poco fundamento pues esa primera canción («Got to have faith») recuperaba en cierta medida el sonido original de la formación, el de sus dos primeros álbumes. Por otro lado, era absurdo e insostenible que quisieran «venderse» a las modas, como mantenían algunos, cuando no tenían, ni tienen, la necesidad de hacerlo, pues aquella celebérrima canción que los inmortalizó en el siglo anterior les garantiza la supervivencia, no sólo la suya sino la de dos generaciones más como ellos mismos han explicado. Y además, una de las virtudes de la banda sueca es la coherencia, unida a una honradez y respeto por su público fuera de toda duda como han demostrado a lo largo de las dos últimas décadas: no han dejado de tocar las canciones que les hicieron conocidos en el siglo anterior y, menos aún, han renegado de ellas.

Lo que hicieron entonces, y lo que hacen, es disfrutar de la música, de su talento creador, y regalar a sus seguidores toneladas de calidad, buen gusto y honestidad. Cada disco publicado en el siglo XXI ha sido mejor que el anterior, aunque cada uno tendrá sus favoritos. Hay quien asegura que hay dos Europe, los del siglo XX y los del XXI, pero en absoluto me parece eso cierto, porque sin uno no existiría el otro. Esa ocurrencia de marginar una época de la otra resulta una idea poco convincente, pues del mismo modo aquellos que seguían a la banda tras el magnífico Wings of tomorrow (1984) podrían haberlos acusado con los mismos argumentos (y probablemente lo hicieran) cuando se publicó The final countdown (1986), con lo que tendríamos que hablar de tres épocas. Sólo es evolución o necesidad.

La nostalgia puede ser una emoción peligrosa. Apoyada en la idea de que todo tiempo pasado fue mejor, puede limitar nuestra capacidad para entender el presente. Aplicado a nuestro asunto musical, no tendría sentido pedir a una banda que regresara para hacer lo que ya hizo, además de que sería injusto y nada estimulante, ni para ellos ni para nosotros. Por tanto creo que Europe hicieron lo único que se le puede pedir a unos artistas: ser honestos, y ofrecer algo que sea auténtico y proceda de una inquietud creativa innegociable. El tiempo, asociado a esa nostalgia de la que hablaba, va encajando cada hecho en su lugar y proporcionándole sentido, el cual incluso puede cambiar. Lo que me parece indiscutible es que Start from the dark es una referencia ineludible del rock del siglo XXI, quizás el primer clásico del siglo, un disco al que el tiempo ha ido dotando de riqueza, sentido y emoción. Ha limado la extrañeza que supuso escuchar su crudeza y gravedad al lado de las últimas obras del grupo para colocarlo como lo que es, un álbum imprescindible y absolutamente disfrutable además de totalmente actual (de ahí lo de clásico). Así nos encontramos ante una obra que hoy sigue sonando fresca, interesante, potente y actual. Si Start from the dark hubiese sido producto de una moda, habría envejecido mal, como toda moda. Al contrario, hoy suena incluso mejor que en su momento, lo que los situaría casi como unos visionarios adelantados a su tiempo. El disco puede presumir de una coherencia interna inquebrantable ―y estamos hablando de un trabajo con doce canciones― repleto de melodías, muy inspirado, cuyas composiciones transmiten con claridad unas ganas juveniles de gustar gustándose a sí mismos, de arrasar y de mostrar lo que pueden aportar a la música tras una experiencia nada complaciente a pesar de lo que aparentemente podría parecer (de ahí los motivos de su separación).

Este planteamiento lo expresaba la banda en esa canción de adelanto a la que me referí antes, una composición que hablaba de la situación en la que se encontraba y sus aspiraciones para el presente y el futuro: I get the feelin’ / things will never be the same / […] I can win again. Y no es la única, ya que el álbum está repleto de líneas autorreferenciales. En realidad, todo el disco lo es. En «Got to have faith» se mostraba la orientación indudablemente rockera del grupo, con unas guitarras de John Norum muy potentes y graves, la base rítmica intratable y el teclado de Mic Michaeli con poca relevancia, algo que ha ido equilibrándose y encajando con cada nueva publicación hasta encontrar su lugar apropiado. Se ha ido abriendo paso en el conjunto hasta encontrar su espacio para resultar expresivo y aportar al conjunto, que es lo que le importa a la banda: la canción, además de lograr alcanzar personalidad propia. Algo que, como he comentado en otras ocasiones, no es nada fácil.

La canción que sería representativa de los nuevos Europe podría ser la que da título al álbum, la cual tendría continuidad en el siguiente con «Let the children play» o posteriormente con «Last look at Eden», grandes composiciones con un sonido propio del siglo XXI pero con la esencia melódica, y hasta comercial, intacta.

«Flames» y «Wake up call» suponen ejemplos de potencia y contundencia melódica igualmente, tan irreprochables como adictivas. Y en medio una conmovedora balada dedicada a Phil Lynott. Afortunado él que es merecedor de tamaña composición, tan emotiva y palpitante de sinceridad. Comentaba antes la importancia de la música para algunos aficionados; esta canción lo expresa a las mil maravillas.

«Reason» sería la canción que varía el rumbo del álbum hacia terrenos más incómodos y ambiguos, con melodías menos inmediatas y sinuosas variaciones de acordes y notas. Así nos llevaría a una segunda mitad algo más extraña aunque igualmente interesante con «Song nº 12», «Roll with you» o «Sucker» para llegar de nuevo a la potentísima «Spirit of the underdog» de ritmos entrecortados y a la veloz «America», en la que predominan esos coros tan magnéticos de la banda, al igual que en el resto del álbum, unas armonías vocales menos impactantes, más sutiles pero irresistibles de cualquier forma.

Cierra el trabajo otra maravilla compositiva titulada «Settle for love». No voy a decir más.

Cuando me he referido a Start from the dark como un clásico ha sido porque creo que, entre otros motivos, es un disco imprescindible para entender el devenir de la música rock en el siglo XXI, para comprender la evolución artística de una banda de rock, la valentía de unos músicos para no dejarse arrastrar por la presión del éxito y sucumbir a los caprichos de los aficionados, por ser honestos y coherentes; para observar cómo se puede renacer después de haber vivido una experiencia como la suya y para aceptar que el arte y la pasión están por encima de cualquier otra cosa. Cómo se transforma el éxito planetario en trauma y cómo se reconduce el mismo y se utiliza como base para crear un verdadero conjunto artístico musical. Por todo ello resulta emocionante haber sido testigo de esa evolución en el trabajo de la banda, el progreso en la composición y la ejecución, cómo han ido avanzando en su propio camino al final del cual lo que han encontrado ha sido a ellos mismos. Un camino de aprendizaje, no sólo para estos músicos sino para los que los hemos acompañado.

Europe - Start From The Dark_COVER
EUROPE:
JOEY TEMPEST: Cantante
JOHN NORUM: Guitarra
JOHN LEVÉN: Bajo
MIC MICHAELI: Teclados
IAN HAUGLAND: Batería

Compartir este post

Dejar una respuesta

Tu corréo electrónico no será publicado.Campos obligatorios marcados con *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>


Lost Password

Register

Si continúas utilizando este sitio, aceptas el uso de las cookies. Más información

The cookie settings on this website are set to "allow cookies" to give you the best browsing experience possible. If you continue to use this website without changing your cookie settings or you click "Accept" below then you are consenting to this.

Close