Perfecto ejercicio de grandilocuente Hard Rock.
Por Ángel Saint & Sinner.
El genial guitarrista John Sykes se daría a conocer en las filas de la mítica banda de la NWOBHM Tygers Of Pan Tang con la que grabó dos discos en estudio y uno en directo. En 1983 entraría a formar parte del los insignes Thin Lizzy, ocupando la vacante dejada por el gran Snowy White, para registrar un espléndido y heavy Thunder & Lightning y un par de directos con los que alcanzaría fama como uno de los guitarristas más vistosos del momento. Más tarde aceptaría el puesto que Adrian Vandenberg rechazó en Whitesnake, con los que participa en la versión americana de Slide It In, en la que regrabaría todas las guitarras dándole un aire más heavy a ese majestuoso álbum, y en el mega exitoso 1987, disco que daría a David Coverdale su anhelado éxito en USA.
Tras su salida de las huestes de la serpiente blanca comenzaría a dar forma a un proyecto llamado Blue Murder que registraría unas demos con una formación de lujo y que tristemente no cuajaría, con Tony Franklin al bajo, Cozy Powell a la batería y el fantástico Ray Gillen como vocalista. Tras la negativa de Powell Y Gillen a formar parte del grupo, Sykes llamaría, al no menos genial Carmine Appice para los parches haciéndose él mismo cargo de la voz con un resultado altamente satisfactorio. El trío grabaría el que para muchos de los fans de Whitesnake es sin duda la lógica continuación del aclamado 1987, ya que el sonido de las guitarras es exactamente igual y las composiciones continúan la línea marcada en ese famoso trabajo. Y no digo ningún disparate si afirmo que, es bastante mejor que Slip Of The Tongue, disco que Coverdale grabaría junto a Steve Vai a la guitarra. Estoy convencido que, de haber participado en él, el mítico vocalista de la serpiente blanca, ahora mismo estaríamos hablando de un disco multi platino en lugar de hacerlo de uno de culto.
Blue Murder es grabado y producido por el genial Bob Rock en los estudios Little Mountain de Vancouver a finales de 1988. ‘Riot’ es el cañonazo de apertura con una voz cautivadora y una base rítmica aplastante. La influencia de Led Zeppelin asoma de manera palpable en una tremenda ‘Sex Child’.
‘Valley Of The Kings’, compuesta junto a Tony Martin (Black Sabbath), suena épica, lenta y profunda con un solo espeluznante de Sykes y una de las mejores interpretaciones vocales de todo el plástico. ‘Jelly Roll’ comienza de manera dinámica con unos acordes acústicos con aires country para coger fuerza con la aplastante y repetitiva batería de Appice consiguiendo un medio tiempo impresionante y pegadizo.
‘Blue Murder’ vuelve a poner de manifiesto que Appice fue la elección acertada para dirigir la base rítmica, en este tema está prácticamente perfecto, consiguiendo que Sykes y Franklin saquen lo mejor de ellos mismos. Si lo tuyo son las tiernas baladas escucha la impresionante ‘Out Of Love’ con la magnífica guitarra de Sykes ejecutando dos solos de infarto. Hasta la gran ‘Is This Love’ palidece ante semejante ejercicio de feeling. ‘Billy’ es quizá el tema menos llamativo del álbum, aunque no desentona demasiado con el resto, tiene una bonita guitarra que recuerda vagamente al gran Gary Moore.
‘Ptolemy’ es otra de las joyas del disco, poderosa, épica y con una mezcla entre Zeppelin y Thin Lizzy que te deja noqueado desde sus primeros acordes. Y, para terminar, la trepidante ‘Black Hearted Woman’, que sin lugar a dudas es la continuación del mega exitoso ‘Still Of The Night’, y en la cual Sykes enloquece y desparrama desenfrenadamente con una guitarra que llora y aúlla de manera brutal.
En 1993 lanzarían Nothing But Trouble, un segundo álbum que continúa conteniendo una alta dosis de calidad y desenfreno hard rockero, pero que tristemente no gozaría de mucha repercusión, ante lo cual y tras un grandioso directo titulado Screaming Blue Murder, John Sykes emprendería una carrera en solitario con demasiados altibajos.
BLUE MURDER:
JOHN SYKES: Guitarra y voz
TONY FRANKLIN: Bajo
CARMINE APPICE: Batería
