Manteniendo la fe en un sonido.
Por Carlos Bayón.
En la frontera del ocaso del hard rock más 80’s con el principio del auge del grunge que acabaría prácticamente con él, los ex miembros de Britny Fox y Cinderella Dean Davidson y Rick Criniti, en el caso de este último como guitarrista y no como teclista, editaron el que fue su disco debut. En el año siguiente publicaron Just a Taste sin apenas repercusión, tampoco éste tuvo demasiada.
Un disco que como es natural bebe de las influencias de esas dos bandas y que aun viniendo de dos grupos que tuvieron cierto éxito, sobre todo Cinderella, no tuvieron la suerte o el apoyo para triunfar, ya que en mi humilde opinión el disco merece la pena; quizás no fuera el momento…
En todo momento suenan las influencias del rock clásico americano de la época, con coros femeninos en «She’s so Fine», «Sympathy» o «Old Lady Snow», que apoyan y dan un toque muy interesante a las canciones, arreglos de metales en «Satisfaction» o la misma «Sympathy» con la voz de Davidson siempre presente.
No puede faltar la balada acústica en plan vaquero, a lo Tangier (otros que merecieron mejor suerte), Cinderella, Poison, etc… con «Ride With Me» y sobre todo con la power ballad «Best of Friends» con esa voz doblando el estribillo, o los desgarradores coros del final que consigue ponerte los pelos de punta y que no tiene nada que envidiar a otras baladas de su estilo que fueron más famosas.
En todo momento el grupo suena cohesionado sin nadie queriendo hacer la guerra por su cuenta; no es el disco más original de la época, el sonido recuerda a infinidad de grupos desde los más clásicos The Rolling Stones, a los más contemporáneos a ellos, Tangier, The Scream, The Black Crowes, Tattoo Rodeo o con un sonido más limpio a gran parte de la familia sleazy desde Faster Pussycat, L.A. Guns o Salty Dog, o incluso con esos pianos como en «How Long» muy onda The Quireboys o The Dogs D’Amour.
Es un disco que te alegraría el viernes por la noche, que te levanta del sillón, música optimista para pasarlo bien sin pretender en ningún momento aparentar otra cosa que no sea un rock vacilón con el que disfrutar de la fiesta, para ejemplo «She’s so Fine» con esas gaitas escocesas para finalizar después de un dueto entre Davidson y las coristas.
Acaban con dos canciones siguiendo el mismo patrón, «Holidays» y «Heart of the City», rock sin contemplaciones con los pianos y las guitarras y la voz apoyada por unos omnipresentes coros.
No descubrieron la rueda porque quizá ese sonido empezaba a estar un poco trillado y las compañías ya buscaban nuevos sonidos en los que invertir en promoción y dejaron de apoyar a bandas honestas en sus planteamientos, rock n’roll del de toda la vida.
Puede que entre tanta banda sobreproducida y sonando casi iguales, discos así podrían colarse entre los favoritos de muchos aunque ya es un estilo en desuso o por lo menos ahora mismo no me suena nadie que haga algo similar.
En definitiva un buen debut que se quedó en el baúl de los discos perdidos.
BLACKEYED SUSAN:
DEAN DAVIDSON – Voz
RICK CRINITI – Guitarra
ERIC LEVY – Bajo
TONY SANTORO – Guitarra
CHRIS BRACO – Batería