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BLACK DIAMONDS «No-Tell Hotel» (Metalapolis Records, 2021)

BLACK DIAMONDS «No-Tell Hotel» (Metalapolis Records, 2021)

Sensación agridulce.

Por Carlos Bayón.

 

Desde la neutral Suiza nos llega el cuarto disco de esta buena banda que sigue dejando por todo lo alto el listón de la menos conocida escuela de su país que nos ha ofrecido a lo largo de los años innumerables ejemplos de buenas bandas, entre ellas los melódicos Emergency en los que militó el tristemente fallecido José Antonio Manzano, China, Gotthard o los más recientes Fighter V. Casi todas estas bandas tienen en común un gusto por los sonidos más melódicos, algo que también podemos notar en este disco.

Siguiendo la estela de su anterior Once Upon A Time de 2017 nos encontramos ecos y sonidos muy familiares para todos los seguidores del rock duro ochentero, desde Poison, Mötley Crüe pasando por Bon Jovi o Def Leppard, todo ello sin perder en ningún momento un ápice de personalidad y sonando a ellos mismos. No son una mera copia, ni sonidos y ritmos metidos en una coctelera y que salga lo que sea, no son para nada una banda homenaje.

Ya desde el inicio glamuroso con la homónima “No-Tell Hotel” nos muestran el camino y ponen todas las cartas boca arriba y te atrapan con unas guitarras duras y rápidas y un buen estribillo, recordando más a bandas contemporáneas como Crazy Lixx o Crashdïet.

“Evil Twin” ya desde el riff inicial te trae a la memoria a unos primerizos Mötley Crüe, y la voz metalizada nos lleva a un estribillo algo largo pero pegadizo. Un tema duro que te atrapa con sus cambios vocales.

El inicio acústico de “Lonesome Road” ya es el aviso de que nos vamos a encontrar algo grande. Tono country metalizado de canción soñadora y que evoca grandes momentos e historias que contar con un cierto tono de melancolía.

Cierto parecido a “Evil Twin” pero aún más pegadizo y con un comienzo a lo Def Leppard nos encontramos en “Forever Wild”, tema rápido y elegante más propio de sonidos actuales, uno de los mejores temas del disco.

La vacilona y muy Poison “Saturday” que es un canto en toda regla al Sunset Strip y a una época determinada.

Después de este comienzo explosivo la cosa se tuerce un poco y empieza a decaer con la dramática “Anytime” que pone el contrapunto a tanta adrenalina. Es la típica balada noventera que en algún momento te puede recordar a las baladas de gente como Take That o Backstreet Boys con guitarras eléctricas. Son bonitas pero me dejan frío por estar ya resobada la fórmula. Seguro que alguien habrá que derrame una lagrimita pero mejor volvamos a los sonidos duros con “The Island”, una canción animosa que invita al viaje, a la velocidad, suena pelín rutinaria pero no está mal, las guitarras y los cambios de ritmo le dan un toque vacilón al igual que el interludio reggae en mitad de la canción.

“My Fate” suena a mezcla de Bon Jovi y Def Leppard de los 2000 con una pizca de H.E.A.T, le pasa lo mismo que a la anterior, le falta algo de chispa y suena algo descafeinada después de todo lo que hemos escuchado antes, eso sí, el trabajo de las guitarras y las melodías vocales de los coros son espectaculares, me da que con más escuchas es un tema que puede ganar mucho.

“Hand in Hand” es otra balada, en este caso acústica, bastante deudora de los Bon Jovi de los 80 que gana algo de fuerza en el estribillo. No está mal pero se hace un pelín larga, le sobran dos minutos por lo menos.

Las guitarras se vuelven más duras y oscuras en “Reaching For The Stars”, vuelta al hard melódico del principio del disco y que nos puede recordar a los franceses BlackRain con los que tienen varias cosas en común.

“Turn To Dust” es sleazy callejero con un ritmo machacón y unos riffs sucios que cambian en el estribillo para volverse un tema más melódico. Las guitarras y los trabajos vocales son muy buenos, están trabajados y le dan cierta gracia a la canción que sin esos arreglos sonaría insípida.

El final con la sureña y country “Outlaw” es más una vacilada para cerrar el disco y no tiene nada que ver con todo lo que hemos escuchado antes. Canción de salón de peli del oeste con violines y coros borrachines para darle el toque folk.

Buena forma para cerrar un disco un tanto irregular que después de un buen comienzo se diluye un poco en canciones que suenan en algunos momentos similares pero que gustará a los seguidores de los sonidos más glamurosos y ochenteros con unas pizcas de sleazy y chulería angelina.

Sin ser un disco malo, que no lo es para nada, se nos queda un cierto sabor amargo. Teniendo un buen trabajo tanto instrumental como vocal, las canciones finales se hacen un poco cansinas, como si hubieran gastado todas las balas al principio y las baladas bajaran un poco el ritmo y ya no se levantara el disco.

Por los demás nada que objetar a esta digna continuación que no hará que nos volvamos locos y que nos deja un sabor agridulce de quiero y no puedo.

BLACK DIAMONDS - NO-TELL HOTEL cover
BLACK DIAMONDS:
MICH: Voz
ANDI: Bajo y coros
CHRIS: Guitarra
MANU: Batería

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