Un compromiso social en un brillante vestido musical.
Por José Ramón González.
Son tantas las virtudes que atesora el nuevo disco de Asfalto que tengo la sospecha de que no voy a ser capaz de reflejarlas en este espacio. Tampoco sé si a alguien le importa; a mí sí. Me importa que quede constancia de que hay músicos que hacen obras que trascienden, que las personas que comparten esta visión comprueben que no son individuos aislados, y que los músicos que las han creado sepan que lo apreciamos.
El compromiso social, la implicación sin peros, la consideración sin paternalismo, la delicadeza de la empatía y la humanidad de sus compositores están presentes en un disco que se abre en canal para mostrar las tripas de una sociedad que, desgraciadamente, muestra menos humanidad que cualquiera de las canciones de este disco. Hay crudeza, hay tristeza, denuncia y compromiso, pero todo ello está envuelto en un abrigo musical de enorme riqueza y de un tono que muestra una asombrosa y extraña coherencia, pues ese contenido al que me refiero no está acompañado de patetismo, sino de optimismo. Julio Castejón no se conforma o se limita a denunciar sino que muestra siempre una abertura por donde entra el aire. Quejarse no sirve para mucho, mirar hacia el futuro sí. Eso es aplicable a los problemas sociales de los que habla ˗maltrato machista, inmigración, abandono de los ancianos o corrupción política˗ y también a su propuesta musical.
Decía Julio en la presentación del disco que para él la esencia de la canción es lo que se dice en ella y que lo demás es vestirla. No soy quién para desdecir al músico creador de esta maravilla que se titula Crónicas de un tiempo raro, pero ya me gustaría a mí que todos los que dicen cosas como las que se dicen en el disco se vistieran así. No es fácil justificar una canción sólo por su mensaje, igual que no lo es aguantar una película aburridísima únicamente porque defiende valores admirables. Lo que han conseguido estos músicos es lo más difícil: que las letras y la música lleguen a tal armonía que parezcan inseparables.
Crónicas de un tiempo raro supone, a mi parecer, una nueva vida para Asfalto, otra muestra de su inagotable talento, igual que lo fue Más que una intención en su momento o El planeta de los locos en el suyo, con el que, por cierto, tiene más de un punto en común. Además, Julio ha tenido la inteligencia de, una vez más, adaptarse a los tiempos, por raros que sean, de dos modos: reduciendo ligeramente la duración de las canciones y endureciendo notablemente el sonido, alcanzando una contundencia desconocida hasta ahora. Las dos decisiones parecen muy coherentes y amoldadas a las exigencias musicales actuales y al contenido de las canciones. En este aspecto, creo que Paul Castejón tiene bastante que ver, pues entra en la composición de la banda con tres canciones que muestran influencias más contemporáneas y diversas: esa salvaje “Paradoja” con toques casi alternativos, o la muestra de otros géneros aledaños al rock de la fantástica “Eres esencial”, mensaje positivo y reivindicativo con el que se cierra el disco. Pero cuidado, que Julio no se queda atrás, pues ofrece unas composiciones extravasadas de detalles tanto clásicos como modernos y una ejecución repleta de tensión, fuerza, rabia y delicadeza. Junto a ello hay que marcar la presencia destacada del muy dinámico sonido de la batería y la potencia de las guitarras. Si se sigue el consejo de Julio Castejón, al escucharlo con auriculares se perciben detalles maravillosos de todos los instrumentos, el fantástico trabajo de Pablo Ruiz al bajo o de los teclados variadísimos de Nacho de Lucas y los dos castejones.
Con todo esto no queda más que comentar brevemente algunas de las canciones a modo de ilustración (para quien no lo haya hecho recomiendo pasar directamente a escucharlas y ahorrarse lo siguiente, que no pierda tiempo sin disfrutarlas). Las dos canciones de presentación, “Melani” y “Crónicas de un tiempo raro” son bastante representativas de lo que hay en el disco. La primera ya empieza a sonar a Supertramp antes de que el saxo de John Helliwell comience a dejar salpicaduras con sus trazos por toda la canción; la segunda, compuesta por Julio junto al batería Arturo García, abre el disco de manera contundente, sobresaliente, con unas guitarras fantásticas y unos coros de corte más moderno, para reflejar la iracundia ante la actual situación del mundo, la política y la responsabilidad que la sociedad tiene en ello (no es tan fácil de entender / que quien nos roba se quede con el botín / bajo aplausos de quien tú pusiste ahí).
Castejón padre no se achanta ante el empuje de las nuevas generaciones y se saca una maravilla, de lo mejor del disco, con la romántica y desgarrada “Lluvia de abril”, con elementos épicos intensísimos. “Abraza la ocasión”, una crítica a las consecuencias de la crisis con su mensaje de ánimo brotando por debajo, suena mucho a Yes o Asia. También recuerda al sonido de Yes “Treinta años después”, pero a los de The ladder, que lo conecta con El planeta de los locos.
Las miserias y tristezas de la inmigración y las mentiras de los mejores futuros inexistentes quedan plasmados en “La Bestia”, que cuenta con la apropiada trompeta de Juan Carlos Carrasco para ambientar la desesperación y desolación de los que pasan a EEUU a través de la frontera con México en ‘el tren de la muerte’. El olvido que sufren los ancianos se hace historia en la conmovedora “Nani Albox”, ésta un poco más extensa que otras canciones del disco junto a “Novelista”.
Y dejo el resto para descubrimiento y disfrute de aquellos a los que, en un bellísimo gesto de humildad, Asfalto dedica la obra: sus seguidores. Crónicas de un tiempo raro es un álbum importante, trascendental y muy relevante. Un lujo que casi tenemos la responsabilidad de saber apreciar.
ASFALTO:
JULIO CASTEJÓN: Voz, guitarra, coros, sintetizador CS80, arreglos de cuerdas
PAUL CASTEJÓN: Guitarras, órganos C3, sintetizadores
ARTURO GARCÍA: Batería y coros
NACHO DE LUCAS: Moog, arreglos de cuerdas, órgano B3, sintetizador, Mellotron, piano, sintetizador CS80
PABLO RUIZ: Bajo y coros