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ARIAS «No Estoy Para Nadie» (Martin Music, 2020)

ARIAS «No Estoy Para Nadie» (Martin Music, 2020)

Honestidad brutal.

Por José Ramón González.

 

Cuando hablamos de disco en solitario esperamos que se nos presente un álbum personal, con el que el músico suponemos se siente plenamente identificado. Manolo Arias, un nombre de referencia del hard rock español con una admirable carrera, ha decidido asociar al proyecto que lleva su nombre una música que es deudora de los sonidos de las bandas de rock de los años setenta. Algo querrá decir con ello, aunque ya se venía barruntando desde la creación de Monterrey tras la desaparición de Atlas y su envidiable trilogía, cuyos álbumes serán un gozo espiritual para todos aquellos que los vayan descubriendo con el paso del tiempo. De Monterrey se ha quedado con Julio Dávila y Julio Gutiérrez «Guti», a los que se une Carlos Lillo a la batería a quien Manolo Arias dedica un agradecimiento específico.

Una portada oscura en la que casi no es posible distinguir la figura de su protagonista parece querer jugar al despiste para que cuando accedamos al contenido de No estoy para nadie comprobemos que es en su interior donde se aloja la claridad, la luminosidad.

Si con su anterior banda ya se ejercitaba el gusto por el rock clásico, la tendencia al sureño y la sencillez en la ejecución, con Arias ha profundizado en esa propuesta y se ha sacado un disco que es una delicia: puro sonido setentas con referencias antológicas a las guitarras y estructuras de Bad Company y Free, el poso rhythm & blues y los coros de Whitesnake, el aire del sur de Lynyrd Skynyrd, y las sacudidas rítmicas de AC/DC. Y un poquito también de The Rolling Stones. Y de Thunder. Esto es rock & roll vieja escuela, auténtico, honesto, y que evita la estridencia como un intelectual a Tele 5.

Uno no tiene más remedio que ir subiendo el volumen según avanzan las canciones para seguir el pálpito rítmico de unas composiciones en las que varias de las letras desenfadadas sirven de chaleco para vestir de frac, haciendo gala de una innegable elegancia, unas vitalistas creaciones, las cuales se terminan cantando sin preocuparse demasiado de lo que se dice. Arias ha conseguido hacer virtud de la modestia, grandeza de la sencillez. Puede que la clave de No estoy para nadie sea eso tan difícil de alcanzar que es la sutileza.

Aquí no vamos a encontrar ninguna novedad extraordinaria sino un estilo clásico ―rock y blues― extraordinariamente interpretado. Y con la honestidad de asumir que se está haciendo música para un oyente muy concreto: el que disfruta con el rock bien ―excelentemente― hecho, el que ha escuchado a las bandas detonantes del estilo, el que, probablemente, pertenece a una generación que ahorraba durante semanas para comprar un disco y que no concebía que la música no llegase dentro de un soporte físico cuidadosamente diseñado.

Así, tras las dos primeras canciones, «No estoy para nadie» y «Sin mirar atrás», muy en la tradición Thunder, los secretos se han acabado. Luego encontraremos un bonito medio tiempo en «Perdida en mi mente», la fabulosa «Fuego en mi memoria» que podría emparentarse con lo más acertado de los temas semiacústicos de MClan, o el irresistiblemente adictivo trío formado por «Bailarás para mí», la muy Stones «Tú por tu lado, yo por el mío» y la contagiosa (perdón) «Todo lo di». Y para finalizar, el más difícil todavía: tomar la mejor canción del EP de Monterrey, «Ya no tengo tu amor», una canción que allí sonaba a Whitesnake, y transformarla en una pieza más completa y potente que me recuerda en su inicio a «Babe, I’m gonna leave you» de Led Zeppelin.

La claridad con la se aprecian los instrumentos hace que sea imposible la inclusión de trucos, aquí todo es más natural que un documental de sobremesa, da gusto deleitarse en el desarrollo de cada instrumento, el acierto con el que hace su entrada el bajo en cada canción, lo directa que suena la voz, la eléctrica naturalidad de las cuerdas de la guitarra, la gracia de la percusión, y en cómo suena de bien el conjunto. Habría sido fácil incluir un par de efectos impactantes, meter más caña a la distorsión y causar una reacción sensacional en almas ingenuas, pero la sabiduría de Manolo Arias le ha llevado a otra opción: la de los pocos sabios que en el mundo son, la de los músicos curtidos que son honestos, sobre todo y en primer lugar, consigo mismos. Imagino que ha podido pensar que, conforme anda el panorama, ya que va a hacer algo que sea lo que él quiere: su disco, su música. Y así ha sido, con la fortuna de que resulta que es la que también apreciamos muchos otros.

ARIAS - No estoy para nadie portada
ARIAS:
V. M. ARIAS: Guitarra y coros
CARLOS LILLO: Batería, percusión y coros
JULIO DÁVILA: Voz
JULIO GUTIÉRREZ «GUTY»: Bajo

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