Mejorando lo presente.
Por José Ramón González.
Menudo trabajazo se deben de haber metido los músicos de 7 Almas. Sin necesidad de preludios: absolutamente todo es mejor en su segundo álbum. Algo más de tres años se han tomado para publicar Abre los ojos, un disco con el que demuestran que no están dispuestos a perder su oportunidad si éste es su momento.
Hay un elemento de inspiración pero sobre todo mucho trabajo y muy bien hecho. Las ambiciones de la banda por hacer bien lo que les gusta ya eran evidentes en su primer y muy valorado álbum Nueva tierra, pero parecen tener muy claro que su objetivo es progresar. Por ello todas las virtudes que se vislumbraban o evidenciaban en aquel disco han sido pulidas, potenciadas y mejoradas hasta conseguir una obra que roza la excelencia, y digo “roza” porque ese concepto es bastante difuso y porque seguro que, escuchando lo que han hecho en Abre los ojos, no creo que sea una banda que se vaya a conformar con lo presente.
Disponen de un portentoso cantante, Israel Hernansáiz, de rasgos blues rock, para una base instrumental hard rock. Con ello han alcanzado una fórmula de blues hard rock melódico admirable. La base rítmica de Óscar Salas “Cherokee”, Carlos Mora y Óscar Pérez ―bajo, teclados y batería respectivamente (si te llamas Óscar tienes muchas posibilidades de tocar en este grupo)― alcanza cotas maravillosas, dotando al álbum de un groove consistente, cuya presencia es el riego sanguíneo por el que circula la vitalidad de las composiciones. Sobre ella las melodías serpentean entre lo inesperado y lo pegadizo, el buen gusto, la elegancia y la inteligencia, con ese veneno blues para el que muy pocos tienen antídoto. Las guitarras de Óscar J. López son capaces de balancearse desde el heavy clásico al blues rock pasando por el hard rock de escuela británica o americana, según le vaya a la canción, con melodías dobladas, arpegios, riffs y acordes a tutiplén, todo muy cuidado, sin estridencias, calculado para que nada rechine y se obtenga un equilibrio perfecto.
Todo suena con una enorme naturalidad y dinamismo, ayudado en la notable mejora en las letras, el salto admirable de Israel a la voz, las exigentes composiciones, las embellecedoras y significativas armonías vocales, el trabajo de producción… Abre los ojos parece estar concebido para ser escuchado en su totalidad, como una sola canción. Esa es la sensación. Y aunque las influencias son inevitables por ser alumnos aventajados de Sangre Azul (“Nunca vuelvas” recuerda en alguno de sus pliegues a “No eres nadie”) y Whitesnake (“El reino del placer” quizás sea la más evidente), aparecen únicamente como un poso lejano, pues 7 Almas ya suena a 7 Almas. Tanta es la sensación de conjunto que no me había dado cuenta, hasta varias escuchas después, de que “Ya no estás” termina con un fade out ―al igual que esa hermosa canción de despedida que se titula “Invierno en octubre”―. La intensidad está tan lograda en todo el álbum que uno toma conciencia cuando empiezan a sonar las notas de la guitarra de la acústica “Contigo” que cierra el disco. Por ello no me voy a detener en ninguna de las canciones del álbum, excepto en “Revolución”, que me ha inyectado especialmente su energía, su entusiasmo, su vitalismo. Me encantan los coros, el maravilloso estribillo, el idealismo de su letra (“Que ha llegado el tiempo / en el que el bien es lo primero”), la potencia del ritmo, las melodías…
Trabajo bien hecho. Agradecimiento y ovación.
7 ALMAS:
ISRAEL HERNANSÁIZ: Cantante
ÓSCAR J. LÓPEZ: Guitarra
ÓSCAR SALAS “CHEROKEE”: Bajo
CARLOS MORA: Teclados
ÓSCAR PÉREZ: Batería